[… Estados Unidos entrará en default (..) las consecuencias serán incalculables, pero sin duda marcarán un nuevo rumbo en el orden económico mundial que con el tiempo llevará a la creación de un nuevo orden mundial con un nuevo país que lidere el mundo… ]

¿Un nuevo patrón?

 

En el futuro, el dos de agosto de 2011 será recordado como un día memorable en el calendario económico mundial. La reserva americana anunció que ese día, en caso de que no se aumente el piso de deuda, Estados Unidos entrará en default. En caso de ser así, las consecuencias serán incalculables, pero sin duda marcarán un nuevo rumbo en el orden económico mundial que con el tiempo llevará a la creación de un nuevo orden mundial con un nuevo país que lidere el mundo y posiblemente se estará en las puertas de adoptar un nuevo patrón para la economía mundial, tal como aconteció con Bretton Woods. Asimismo y tomando como referencia el orden macroeconómico, podrá advertirse un sinfín de consecuencias que oscilan desde el default de otros países dependientes de la economía americana hasta una nueva distribución del ingreso en el mundo. En otras palabras podrá decirse que acontecerá un cambio de los actores sociales y los intereses sectoriales mundiales.

El cambio económico mundial, que se presentará como una consecuencia ineludible del posible default de Estados Unidos y de la propagación de las consecuencias de este última, aparece como una consecuencia necesaria del agotamiento de un modelo económico y social que viene demostrando falencias desde hace un tiempo. El país del norte no puede continuar sosteniendo el liderazgo de potencia económica global, que desde la Segunda Guerra Mundial viene ostentando y que consiguió a partir de proporcionar el costoso Plan Marshall a Europa. En este contexto Estados Unidos ha demostrado reiteradamente una insuficiencia total para mantener su liderazgo como potencia económica hegemónica y la prueba de ello ha sido la pasada crisis del 2007, originada en su propio centro económico, que determinó una rápida intervención del Tesoro americano a los fines de evitar una hecatombe mundial. En este caso, Estados Unidos demostró que no contaba con herramientas jurídicas para controlar el propio mercado bursátil, del que se nutre no sólo la sociedad sino el propio Estado, constituyendo la crisis financiera más importante después de la del 30. La difícil situación de la balanza de pagos quedó reconocida por el propio Estados Unidos cuando en la Cumbre del G20 planteó la necesidad de inyectar en el mundo seis mil millones de dólares a los fines de equilibrar su balanza comercial. En el escenario mundial, las economías china y norteamericana vienen pugnando por esta hegemonía económica mundial y por el liderazgo desde hace tiempo.

Asimismo y como prueba cabal de la perdida de hegemonía mundial, Estados Unidos ha demostrado la insuficiencia para lograr el cumplimiento de sus ambiciosos proyectos que orquestó en relación a los países que militarmente ocupa. En Irak, al igual que en Afganistán, demuestra la insuficiencia de sus fuerzas militares para contener el violento conflicto social desatado a partir de la desaparición del líder iraquí Saddam Hussein y la intervención armada.

Pero como si esto fuese poco, Estados Unidos evidenció la incapacidad que tiene para custodiar sus propios secretos de estado. El caso Wikileaks dejó al descubierto que la superpotencia no puede controlar sus propios secretos de Estado; esto a partir de que un simple hacker penetró en el sistema informático y puso a la luz una serie de dichos, informes, etcétera, que más allá de sus propios contenidos demostraron la fragilidad del sistema americano en custodiar su propia información. Esta fue la lectura que debió hacerse de Wikileaks, la pérdida de confianza en un sistema informático que se creía inviolable, seguro, solido pero sobre todo confiable para el propio Estados Unidos.

Enumerados todos estos extremos, conviene preguntarse hasta cuándo Estados Unidos podrá mantenerse como un país hegemónico en el contexto mundial de las naciones. Asimismo y como un cambio a las directrices mundiales de la economía, Estados Unidos deberá aceptar la pérdida de su liderazgo y el posicionamiento de China como el nuevo país líder.

China declaró a su economía como una economía de mercado, redefiniéndola del pétreo sistema comunista, lo que le permite afianzar su crecimiento y posicionamiento en el orden mundial. El encolumnamiento tras el liderazgo chino, se evidencia claramente en países como Chile que no solo comercia con el gigante asiático, sino que además tiende a implementar al mandarín y a la cultura china como un elemento importante en los planes de enseñanza. Otros países de esta región, como en el caso de Argentina reconocieron la importancia que tiene el comercio con China, que al igual que Brasil, les permitió perfilarse como economías emergentes fuertes y con poder de captación inversionista; lo que los llevará con el tiempo al implemento de la cultura oriental como parte de la estructura social.

En definitiva, y como glosa, podemos decir que en caso de acontecer el default americano y en virtud del efecto sistémico, propio de la era globalizada en la que vivimos, se producirá una caída importante de otros países dependientes de la economía norteamericana, arrastrando consecuencias socioeconómicas considerables. A la vez que se producirá un nuevo orden mundial que cambie no solo la economía sino también a los actores sociales. Quizás este sea el próximo desafío que la región latinoamericana deba sobrellevar.
(*) Profesor de la Universidad de Buenos Aires, master en derecho comercial y de los negocios

 

Fuente  :    Lacapital.com.ar

 

 

Publicado el agosto 1, 2011 en Análisis, Capitalismo, Consciencia, Control, Crisis, Educación, Fascismo, Globalización, Infoguerra, Manipulación, Noticias, Nuevo Orden Mundial, Planeta, Politica, WAKE UP, wikileaks y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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