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La estrella de los Reyes Magos fue una nave espacial
Esta idea, que me parecía original, se me había ocurrido tras observar el cuadro de «La Glorificación de la Eucaristía» de Ventura Salimbeni, del 1600 en el que la imagen del mundo es idéntica a la del primer satélite ruso «El sputnik», lanzado en 1957, pareciendo que el autor había realizado un salto al futuro para copiarlo.
Pero resulta que todo está inventado y que antes que a mí se me ocurriera, en mi caso irónicamente, tal idea, ya ha habido unos cuantos que han pensado, que esto, pudo suceder realmente.
Ahora parece que ha decrecido la fiebre extraterrestre, pero en los años setenta y ochenta había hasta editoriales cuyo único tema de edición era el fenómeno Ovni. Aún conservo algunos de los libros de mayor éxito de aquella época. Así pues basándose en los propios relatos evangélicos y analizándolos concienzudamente, algunos han llegado a la conclusión de que tal acontecimiento meteorológico, como el de la estrella de Belén, no cumple ninguna de las leyes físicas conocidas, sino que se comporta como un auténtico objeto volador no identificado, o sea un ovni de procedencia extraterrestre.
E igual que Giotto, en su cuadro «La adoración de los magos» de 1304 convierte, a la estrella que les guió, en el cometa Halley que había aparecido sólo tres años antes. Ha habido muchos que han querido ver en cuadros, frescos y códices iluminados, naves extraterrestres pintadas, que sólo serían el fruto de sus propias experiencias. Estos cuadros, bien conocidos por los aficionados a la pintura, crean dudas razonables y plantean retos a la búsqueda de algún simbolismo, que explique de dónde han salido las imágenes que el pintor ha plasmado en sus trabajos, en siglos que van desde el XIII al XVII y que a simple vista nadie negaría que se trata de auténticas naves extraterrestres, con una iconografía semejante a la que habitualmente nos hemos acostumbrado a ver en documentales y películas, y a identificar como Ovnis.
Pero volvamos a la estrella de Belén. El evangelista Mateo nos cuenta: «Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.» (Mateo, 2. 1-3)
A la búsqueda de explicaciones racionales que expliquen esta aparición en el firmamento, algunos consideran que se trató de la conjunción de Marte, Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, y que se produjo el 6 de agosto del 6 a.C. Y corroboran que esto pudo ser así, porque por esas fechas pudo haber nacido Jesús, ya que en ese período se produjo el censo que se cita en el evangelio, y que fue el motivo por el que José y su mujer inician el viaje hacia Belén. (Ya se sabe que las fechas oficiales del nacimiento de Cristo, no son las reales históricas que hemos dado por buenas[1], diversos acontecimientos demuestran que debió nacer algunos años antes, ya que por ejemplo, Herodes el Grande, autor de la famosa matanza de los inocentes murió en el año 4 a.C ).